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lunes, 16 de febrero de 2015

Los barrios más bonitos de Europa


Callejeamos por rincones históricos, mercados del siglo XI, pubs míticos y barrios modernistas. Nos colamos en los micromundos con más encanto de Europa, barrios con tanta personalidad que dejan huella. Aviso: querrás quedarte a vivir en todos ellos.


Si hay un barrio bonito bonito en Copenhague ese es el de Nyhavn. Es fácil dar con él: sus casitas de colores te atraerán irremediablemente. Se encuentra en el canal más famoso de la ciudad y forma una de las postales más típicas de Copenhague. Además de ser un barrio encantador, es también uno de los más históricos:sus petit hôtels -residencias aristócratas- datan de finales del siglo XVII y principios del XVIII. Es un lugar lleno de barquitos y con mucho ambiente para tomar un café o pasear.


Podríamos decir que cada barrio de París es una ciudad en sí misma, pequeños micromundos con su historia y su peculiar forma de vida. Uno de ellos es Montmartre, el conocido como barrio de los Pintores. Para disfrutarlo lo mejor es tumbarse en el césped de su colina, frente a la Basílica del Sagrado Corazón; o caminar entre sus estrechas y empinadas callejuelas llenas de restaurantes ycabaretsMontmartre es el barrio del famoso Moulin Rouge y de la bohemia Place du Tertre, donde los artistas demuestran ante los turistas su habilidad con el pincel. Otra maravilla de este barrio son sus vistas sobre París.


Callejear por el Casco Viejo de Riga es una auténtica gozada. Sus calles empedradas, sus casitas de madera de estilo medieval y sus fachadas del siglo XVIII forman un escenario acogedor donde el Art Nouveau también está presente. Uno de los epicentros de este bonito barrio es la calle Jauniela, llena de terracitas donde disfrutar del latido de una ciudad que rejuvenece y se reinventa en cada momento.


Es imposible viajar a Lisboa y no pasar por la Baixa. Este céntrico barrio es donde se concentran los monumentos más hermosos de la capital portuguesa. Sus calles fueron reconstruidas tras el terremoto del siglo XVIII con un estilo clásico y con edificios llenos de bonitas fachadas de azulejos. La Plaza del Comercio, la Avenida de la Libertad, la Plaza de los Restauradores o el Elevador de Santa Justa son algunas de las joyas que podemos encontrar en este monumental barrio lisboeta.


El Barrio de Trastevere es la quintaesencia de Roma, un lugar auténtico y muy muy romano. Es perfecto para perderse entre sus calles estrechas, sin importar el rumbo. Cada vuelta de esquina es una sorpresa. Trastevere es uno de los pocos barrios que aún conservan trazados de la época medieval lo que le otorga aún mayor encanto. Su epicentro lo ocupa la Piazza di Santa Maria, donde encontramos las mejores pizzerias y trattorías de cocina tradicional de todo Roma.


Una monstruosa Segunda Guerra Mundial dejó mortalmente herida a Varsovia. Sin embargo, la ciudad ha revivido de las cenizas con más fuerza que nunca. Uno de los barrios donde mejor se palpa este renacer es la Ciudad Vieja, destruida por los nazis en más de un 90 por ciento. Su reconstrucción fue tan exitosa que el conjunto entero está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El Stare Miastoes hoy un palpitante barrio colmado de galerías, cafeterías y tiendas tradicionales. Una parada obligatoria es la Plaza del Mercado.


El barrio de Estocolmo al que acuden todos los modernos es Södermalm. Esta isla -una de las 24 que forman la ciudad- es un barrio bohemio con una gran diversidad de culturas. No destaca por sus monumentos, pero sí por sus encantadoras calles con casitas rojas de madera y sus tiendas singulares. Convertido en el escenario de las últimas tendencias de la ciudad, en Söder- como lo llaman los residentes- se respira moda y mucho arte. Dos paradas imprescindibles para descubrir su esencia: la plaza Nytorget y algunos de los cafés que pueblan el SoFo.


Bohemio y carismático. Así es el barrio de Prenzlauer Berg, en Berlín, un lugar de edificios de principios del siglo XX con fachadas de colores, calles llenas de árboles y alegres boutiques. Es un barrio jóven habitado por artistas y familias chic donde todo está limpio y bonito. Es también lugar de mercados biológicos, tiendecitas muy cuquis y cafés pausados. Imprescindibles: la visita a la antigua fábrica de cerveza del siglo XIX, hoy convertida en club nocturno, y el mercadillo de fin de semana de Kollwitzplatz.


Hablar de Atenas es hablar del barrio de Plaka. Situado a los pies de la Acrópolis, este barrio de dioses es la zona más antigua de la ciudad y la que mayor encanto tiene. Formado por una aglomerado de estrechas calles enlosadas, pequeñas tiendas y tabernas al aire libre, Plaka es el centro de la vieja Atenas bizantina y otomana. La plaza Monastiraki y la calle Ermou son sus principales arterias.


El barrio de Petit France, en Estrasburgo, es una verdadera maravilla. Parece un cuento de hadas, con sus casitas alsacianas de madera tallada y sus flores adornando los balcones. Atravesado por canales, este coqueto barrio fue hogar de antiguos molineros, pescadores y curtidores - aún pueden verse los escudos de los diferentes gremios-. Sus tiendecitas y restaurantes son toda una delicia.


El corazón de Venecia lo ocupa el pequeño barrio de San Polo. El famoso Puente Rialto pertenece a este sestieri, el más pequeño de los seis que forman la ciudad y uno de los más antiguos. Es todo un lujo pasear por su histórico mercado establecido en el barrio desde el año 1097. Además de sus tiendas y restaurantes, este coqueto sestiere ofrece bonitas iglesias y asombrosos palacetes.


El Old Town de Edimburgo es una joya en sí misma. El Casco antiguo de la ciudad es un laberinto de calles empedradas, estrechas callejuelas y patios escondidos, todo muy bien conservado y con historia a raudales. Su arteria principal es la Royal Mile, colmada de residencias de época que comunica el magnífico Castillo con el Palacio de Holyroodhouse. La Catedral de St. Giles o la calle Victoria aportan más personalidad a este barrio cuyas calles se convierten cada año en el escenario del Festival de Edimburgo y del Edinburgh Fringe.


Le Marais es uno de los barrios preferidos por los parisinos para disfrutar de los días de sol. Lo hacen en los jardines de la majestuosa Place des Vosges, la plaza más antigua de la ciudad inaugurada en 1612. Con una ambiente muy cosmopolita, le Marais es un micromundo de mansiones aristocráticas de piedra, galerías de arte moderno y hoteles emblemáticos. Es también el latido del corazón gay de la ciudad y el barrio donde encontramos la famosa casa-museo de Víctor Hugo.


El barrio de la marcha y la diversión en Dublín es sin duda Temple Bar. Este barrio pegado al río Liffey es el mejor sitio donde degustar una auténtica pinta de Guinnes y vivir la noche como lo hacen los dublineses. Aunque no te equivoques, el encanto de Temple Bar va más allá de la noche. Por el día, este barrio acoge mercados como el Food Market o el Book Market, con libros de segunda mano. Entre sus callejuelas empedradas encontramos también interesantes tiendas de moda alternativa y galerías de arte.


Un antiguo arrabal de pescadores es hoy el barrio de Alfama, uno de los más bellos de Lisboa. Situado bajo los pies del Castillo de San Jorge, este rinconcito lisboeta es la cuna del fado. Lleno de cuestas y escaleras, es perfecto para perdere callejeando. Para llegar hasta él, lo mejor es subirse mítico tranvía 28. Dos lugares perfectos para disfrutar de una bonita panorámica sobre Alfama: Portas do Sol y el mirador de Santa Luzia.


El histórico Barrio del Castillo de Buda es sin duda uno de los más carismáticos de Budapest. Las calles trepan por una colina colmada de contrucciones de gran valor histórico, la mayoría declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sus casitas de colores, sus laberintos subterráneos y sus galerías de arte forman una atmósfera única difícil de encontrar en otra zona de la ciudad.


Jordaan es uno de los barrios más conocidos de Ámsterdam. Situado en la zona de los canales, sus callejuelas son un paraíso de galerías, modernos restaurantes y tiendas de antigüedades. Es el barrio donde encontramos la Casa de Ana Frank y la Westerkerk (la Iglesia del Oeste) y donde cada sábado se celebra el mercado de Noordermarkt. Las esculturas de Johnny Jordaan y su banda nos recuerdan el importante papel de la música en este rincón holandés de artistas, mientras el Homomonument es un guiño a lesbianas y gays en su lucha contra la discriminación.


Leopoldstadt, conocido como el distrito 2, es uno de los barrios más coloridos de Berlín. Aquí no hay casillos imperiales ni palacios aristócratas. En su lugar, Leopoldstadt respira modernidad y una mezcla cultural y estética envidiable. Sus plazas se llenan de cafés y sus jardines adornan las calles por donde caminan juntos gays y ortodoxos. Para visitar, no puedes perderte Hundertwasser House y el famoso parque de atracciones Prater.


Si hay un barrio en Londres donde las performancesaniman continuamente las calles ese es Covent Garden. Es una gozada tomarse un café o un plato vegetariano en calles como Neal´s Yard, pasear por su bohemio mercado o visitar la Royal Opera House, el templo del ballet que vió triunfar a Billy Elliot. En Convent Garden siempre hay algo que hacer. Aquí el aburrimiento no existe.


El corazón de Venecia lo ocupa el barrio de San Marco. A pesar de su pequeño tamaño, es el más monumental y extraordinario de la ciudad de los canales. Los turistas acuden a él como ignotizados. Y no nos extraña. Es aquí donde encontramos la Plaza de San Marco, la Basílica y el Campanile. Aunque su esencia no se limita a sus grandes monumentos, sino también a esas callejuelas tranquilas que parecen esquivar la masa de visitantes.


A los pies del Castillo de Praga, en la parte vieja de la ciudad, encontramos Malá Strata, uno de los barrios más señoriales. Se nota en sus calles y en sus casas antiguas de colores perfectamente conservadas. Parece un escenario de cuento que nos recibe con todo limpio y bien cuidado. Los adoquines de las calles le otorgan aún mayor encanto. Las calles que suben hacia el castillo -prepárate para buenas cuestas- nos deparan varias sorpresas, como la Iglesia de San Nicolás, el Jardín Vrtba o el Muro de John Lennon. Es un barrio con excelentes restaurantes.


El barrio de Cais da Ribeira de Oporto es una atracción en sí misma. En este barrio frente al Duero se apiñan las casas en un caótico orden de azulejos y ropa tendida, sobre bares, restaurantes y terrazas. Aunque en su momento fue el puerto principal de mercancías de la ciudad, hoy en día ya no funciona apenas como tal. Lo que sí podemos confirmar es que es la zona más animada de la ciudad.


Otro barrio donde no nos importaría perdernos durante horas es el Casco Viejo de Berna. Con un magnífico legado medieval, toda la zona está declarada patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO. Entre sus calles, destaca Gerechtigkeitsgasseflanqueada en ambos lados por galerías y elegantes boutiques.Una de las grandes protagonistas de este encantador barrio suizo es la fuenteGerechtigkeitsbrunnen (la Dama de la Justicia).


Un distrito que está muy de moda en Edimburgo es el de Leith. Situado en la zona portuaria, este coqueto barrio formado por casitas de mediados del XIX que miran a la bahía de Forth ofrece pubs de diseño y boutiques de lo más chicLo mejor es disfrutar en sus restaurantes -varios con estrella Michelin- del mejor pescado y marisco de la capital escocesa.


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Vía: Traveler



miércoles, 24 de diciembre de 2014

Mercadillos Navideños imprescindibles en Europa...



Cada día anochece antes y el frío del incipiente invierno parece encogernos un poco por dentro. Pero en el reino de la bufanda y el gorro no está todo perdido. Como faros en la niebla, y con la inminencia de la Navidad por bandera, surgen los mercadillos navideños. Los Weihnachtsmarkt, como pronuncian sin aparente dificultad en Alemania, la tierra que los vio nacer, huelen a canela y a especias y suenan a villancicos y a promesa de un año mejor. Sigue el rastro de las luces de colores y el vino caliente en cualquiera de las principales ciudades de Europa, donde encontrarás los máximos exponentes entre calles adoquinadas y plazas totalmente atrezadas para la ocasión.


ESTRASBURGO. La capital de Alsacia destila encanto del Viejo Mundo durante todo el año, pero cuando llega la Navidad consigue convertirlo en magia. Las fachadas de sus casas de cuento se llenan de corazones rojos, y los puestos de su mercadillo, el más antiguo de Francia y varias veces elegido como el mejor de Europa,lucen orgullosos los mejores productos artesanos a caballo entre la tradición francesa y la alemana. ¿Lo mejor? Hacerte con un buen paquete de bredele, los dulces típicos del lugar, una deliciosas galletas de todos los sabores que darán mucho juego a tu árbol de Navidad.


PRAGA. Bajo la sombra protectora de un despampanante árbol de Navidad y custodiado por las románticas torres de la Plaza del Antiguo Ayuntamiento, te encontrarás en tu salsa en uno de los mercadillos más animados de Europa. Deja que anochezca para admirar en todo su esplendor los tejados rojos de los puestos, la imaginería de los adornos de cristal y lo apetitoso de los dulces de jengibre. Mientras el cielo se cubre de estrellas, en la tierra la fiesta alterna vino caliente con fritura de carpa, una tradición propia de los días previos a la Nochebuena. ¿Lo mejor? Terminar con una buena cerveza en cualquiera de las terrazas de la plaza.


BUDAPEST. En el distrito de Pest y en plena plaza de Vorosmarty encontrarás la mejor excusa para familiarizarte con la comida húngara, la música tradicional y los bailes típicos. Y entre tanto folklore aprovecha para probar la seductora variedad de bebidas contra el frío: desde el famoso zumo de manzana picante hasta el rotundo ponche de chocolate. ¿Lo mejor? Si te gusta la artesanía aprovecha, todos los productos llegan con certificado de calidad.


NÜREMBERG. Es el mercadillo más famoso y solicitado de Alemania, y esto es mucho decir en la tierra que los inventó, de modo que si, estás ante un imprescindible. Recréate a gusto entre los cientos de puestos que adornan una de las plazas más bonitas de Europa y deja que el ponche de ron y almendras y el vino caliente hagan su más que oportuno efecto. En breve andarás tarareando villancicos, comprando velas de colores y alucinando con sus figuritas del Belén. ¿Lo mejor? Una buena salchicha caliente para cortar en seco la posible resaca.


SALZBURGO. Íntimo y recogido, como la bella Salzburgo, capaz de desenvolver sus encantos sin apabullar. El mercadillo navideño se sitúa frente a la Catedral y cuadra perfectamente con la arquitectura barroca de la ciudad. La fortaleza de Hohensalzburg guarda con celo sus tesoros y el aire forma parte de este hechizo de cuento navideño. ¿Lo mejor? La música. Estás en el lugar en el que nació Mozart y también Joseph Mohr, el creador del internacionalmente conocido villancico 'Noche de Paz'.


BRUJAS. La fascinante ciudad de Brujas multiplica su belleza ante el despliegue de luces con el que cada año le obsequia la Navidad. Los canales y la bruma le otorgan un aire onírico irrepetible y en el centro de la plaza medieval, justo alrededor de una fantástica pista de hielo, se alinean los puestos de madera de sus mercadillos. Hazte con una manzana de caramelo y curiosea sin prisa. ¿Lo mejor? Si viajas con niños no te pierdas el Festival anual de Esculturas de hielo. Se quedarán con la boca abierta.


LILLE. La norteña ciudad francesa de Lille,estéticamente a caballo entre Gran Bretaña y Flandes, cubre de guirnaldas su mercadillo y permite que su condición de cruce de caminos le saque todo el partido posible a la navidad. No dejes de pasar un buen rato curioseando rarezas navideñas en la Place Rihour, especialmente si te gustan las figuritas del Belén. ¿Lo mejor? Su noria gigante, para que disfrutes de las mejores vistas de la ciudad.


BOLONIA. La centenaria ciudad, famosa por su ajetreo universitario, se destaca por las muchas tentaciones navideñas. Cae en todas y llévate de paso una incomparable lección de historia. Empieza por el mercadillo situado frente a laCatedral de San Pedro. Su aire medieval no engaña. Data del siglo XII. Después continúa en el Claustro de la Iglesia de Santa María dei Servi, donde encontrarás una feria mucho más pequeña y coqueta, repleta de detalles para decorar tu casa. ¿Lo mejor? Reservar en una buena trattoria y deleitarte con la deliciosa oferta gastronómica de Bolonia.


EDIMBURGO. La capital de Escocia, inasequible al desaliento, prepara su mejor artillería fiestera para recibir a la Navidad. Ajenos al frío, los puestos del mercadillo europeo de East Princes Street celebran con vino caliente y dulces de colores cualquier ocurrencia de la parroquia. Disfruta del buen rollo ambiental y saca tu lado más atrevido en la pista de hielo y en la noria gigante. ¿Lo mejor? El mercadillo de textiles de lana artesanos de St. Andrew Square, tremendamente cool.


ST. GALLEN. A tan solo una hora de Zurich, la pequeña localidad suiza de St. Gallen es un paraíso alpino. Disfruta de tu espíritu navideño más completo entre casas de postal y cientos de bombillas que a modo de estrellas iluminan en la noche el cielo de la ciudad. No te vayas sin probar losbiberli, los dulces típicos de St. Gallen, una exquisitez a medio camino entre el mazapán y el pan de jengibre que te hará salivar si o sí. ¿Lo mejor? El fantástico árbol de Navidad de la plaza de la catedral, el más alto de Suiza.


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Vía: Traveler


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